Ayer tuve ese sueño nuevamente. Estabas tu, tú largo pelo negro y ese característico lunar en tu cadera. Yo te llamaba. Era una vídeo llamada. Había un trabajo para mi, me iría lejos. Más de lo que ya me siento. Te veía por la pantalla del teléfono. Yo te hablaba y tu no decías nada; solo asentías. Escuchaba algún barullo al fondo del audio, creo que era tu madre, pero no entendí lo que decía.
Por un momento estuvimos en el mismo cuarto, en la misma cama. No existía separación entre nosotros, tu ser, tu, estabas ahí, conmigo. Alguien a lo lejos murmuraba sinsentidos, estaban en otro lugar, lejos y no nos afectaba. Te vi poniendo atención y tu si lograste entender esos murmullos. Eran para ti.
Después, yo preparaba un maletín grande con ropa mía. Me vi subiendo a un camión. Tenía que pasar por un centro comercial cerca de tu casa. Tenia la esperanza de encontrarte ahí, con tu maletín, con tu ropa. Lista para comenzar una nueva vida, solos tu y yo.
Pero no estabas, me sentí solo de nuevo. Creo que esperé un día entero por ti, no podría decirlo con certeza. Fue demasiado tiempo, pero ya no podía esperar más. Tuve que irme. Y así como llegué, así partí. Solo.
Comentarios
Publicar un comentario
Gracias por tu comentario.